Si alguna vez te has preguntado “por qué peso dos kilos más por la noche”, no te alarmes: es un fenómeno completamente normal. Nuestro organismo experimenta variaciones de peso a lo largo del día debido a factores como la alimentación, la hidratación, la digestión y la retención de líquidos.
Por la mañana, tras varias horas de descanso y ayuno nocturno, solemos estar en nuestro punto de menor peso. Sin embargo, a medida que avanzan las horas, comemos, bebemos y acumulamos líquidos, lo que explica ese aumento que se refleja en la báscula antes de dormir.
El aumento de peso nocturno suele estar entre 1 y 3 kilos, aunque depende de cada persona. Las principales razones son:
• La ingesta de alimentos y bebidas durante el día.
• La retención de líquidos, que puede aumentar si se consumen comidas saladas o ricas en carbohidratos.
• El proceso digestivo, que tarda varias horas en completarse.
• Factores hormonales, como el cortisol, que influyen en el metabolismo y la retención hídrica.
Estas variaciones son temporales y no significan un aumento real de grasa corporal.
El peso corporal fluctúa naturalmente entre el momento en que nos vamos a dormir y cuando nos levantamos. De media, puede descender entre 0,5 y 1,5 kilos, principalmente por la pérdida de líquidos a través de la respiración, el sudor y la orina.
También influyen factores como:
• La intensidad del sueño y el gasto energético nocturno.
• La cena (si fue abundante o ligera).
• El nivel de hidratación antes de acostarse.
Por eso, los nutricionistas recomiendan pesarse siempre a primera hora de la mañana, en ayunas y después de ir al baño, para obtener un dato más fiable.
El máximo aumento de peso que se puede notar en un solo día suele estar entre 2 y 3 kilos , pero casi siempre se debe a agua retenida y reservas de glucógeno , no a grasa acumulada.
Para aumentar realmente un kilo de grasa corporal se necesitan unas 3.500 calorías extra por encima de lo que quemamos, algo difícil de alcanzar en 24 horas.
Algunos factores que favorecen un aumento repentino en la báscula son:
• Comer en exceso alimentos procesados y ricos en sal.
• Consumir grandes cantidades de carbohidratos refinados.
• Estrés, menstruación o cambios hormonales.
• Falta de descanso adecuado.
La clave está en no obsesionarse con las variaciones diarias, sino observar la evolución a lo largo de semanas.
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